Cristo Y Nosotros
"Y le dijo el Señor en la aparición: - ¡Ananás! Y el respondió: - ¡Heme aquí, Señor!" (ATOS, 9:10.)
Los hombres esperan por Jesús y Jesús espera igualmente por los hombres.
Nadie asegure que el mundo se redima sin almas redimidas.
El Maestro, para extender la sublimidad de su programa salvador, pide brazos humanos que lo realicen e intensifiquen. Comenzó el apostolado, buscando el concurso de Pedro y Andrés, formando, enseguida, una asamblea de doce compañeros para atacar el servicio de regeneración planetaria.
Y, desde el primer día de la Buena Nueva, invita, insiste y pide, junto a las almas, para que se conviertan en instrumentos de su Divina Voluntad, dándonos a conocer que la redención procede de lo Alto, más no se concretizará entre las criaturas sin colaboración activa de los corazones de buena voluntad.
Aun mismo cuando surge, personalmente, buscando a alguien para su labor de luz, como aconteció en la conversación de Paulo, el Maestro no dispensa la cooperación de los servidores encarnados. Después de visitar al Doctor de Tarso, directamente, procura Ananás, enviándolo a socorrer al nuevo discípulo.
¿Porque razón Jesús se preocupo en acompañar al recién convertido, asistiéndolo en persona? Es que, si la Humanidad no puede iluminarse y progresar sin Cristo, el Cristo no dispensa a los hombres en la obra de erguimiento y sublimación del mundo.
"ID y predicar."
"Es lo que os mando."
"Resplandezca vuestra luz delante de los hombres."
"La siembra es realmente grande, más pocos son los segadores."
Semejantes afirmativas del Señor prueban la importancia por él atribuida para la contribución humana.
Amemos y trabajemos, purificando y sirviendo siempre.
Donde estuviere un seguidor del Evangelio ahí se encuentra un mensajero del Amigo Celestial para la obra incesante del bien.
Cristianismo significa Cristo y nosotros.
XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 17.