Coraza En La Caridad
"Seamos sobrios, vi stiéndonos de la coraza de la fe y de la caridad." Pablo. (I TESALONI CENS ES. 5:8.)
Pablo fue infinitamente sabio cuando aconsejó la coraza de la caridad a los trabajadores de la luz.
A favor del éxito deseable en la misión de amor a que nos proponemos, en compañía de Cristo, antes de todo es indispensable preservar el corazón.
Y si no abrigamos la fuente del sentimiento en las vibraciones del ardiente amor, servidos por una comprensión elevada en los círculos de la experiencia santificante en la que nos debatimos en la arena terrestre, es muy difícil vencer en la tarea que el Señor nos confía.
La irritación permanente, delante de la ignorancia, posterga las ventajas de la enseñanza benéfica.
La indignación excesiva, ante la flaqueza, extermina los gérmenes frágiles de la virtud.
La ira frecuente, en el campo de la lucha, puede multiplicarnos los enemigos sin cualquier provecho para la obra a la que nos devotamos.
La demasiada severidad, frente a las personas aun extrañas a los beneficios de la disciplina, se hace acompañar de efectos contraproducentes por escasez de educación del medio en donde se manifiesta.
Comprendiendo, así, que el, cristiano se haya en un verdadero estado de lucha, en que, por veces, somos enfrentados por sugestiones de irritación intemperante, de la indignación inoportuna, de la ira injustificada o de la severidad destructiva, el apóstol del los gentíos nos receto la coraza de la caridad, por cantinela defensiva de los órganos centrales de expresión en la vida.
Es indispensable armar el corazón de infinito entendimiento fraterno para entender el ministerio en que nos empeñamos.
La convicción y el entusiasmo en la fe bastan para comenzar honradamente, más para continuar el servicio, y terminarlo con éxito, nadie podrá prescindir de la caridad paciente, benigna e invencible.
XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 98.