"Porque sin mi nada podéis hacer." Jesús. (JUAN, 15:5.)
El divino poder de Cristo, como representante de Dios, permanece latente en todas las criaturas. Todos los hombres recibirán de el sagrados dones, aun que muchos se mantengan apartados del campo religioso.
Nos referimos aquí, si embargo, a los cultivadores de la fe, que inician el esfuerzo laborioso del descubrimiento de los valores sublimes que vibran en si mismos.
Gran parte suspira espectaculares demostraciones de Jesús en sus caminos, y compañeros incontables aseguran que apenas cooperan con el Señor los que se encuentran en el ministerio de la palabra, en el altar o tribuna de variadas confesiones religiosas.
Urge, entretanto, rectificar se error interpretativo.
El Señor está con nosotros en todas las posiciones de la vida. Nada podrimos realizar sin el influjo de su bondad soberana.
Nos dice el Maestro con claridad: - "Yo soy la cepa, vosotros las varas." ¿Cómo producir alguna cosa sin la savia esencial?
Efectivamente, los aprendices orgullosos ponderan objetar que, en ese criterio, también encontraremos los que practican el mal, alentados en las mismas bases. Respondiendo, consideremos solamente que semejantes infelices injertan cactus infernales en la Viña Divina, por cuenta propia, pagando elevado precio, ante el Gobierno del Universo.
Reportémonos a los compañeros tímidos y vacilantes, sin embargo bien intencionado, para concluir la presencia del Señor, santificando el trabajo que nos fue encomendado. Por eso, no podemos olvidar la lección evangélica de que seria bendecido cualquier esfuerzo en el bien, aunque fuese apenas el de administrar una gota de agua pura en su nombre.
El Maestro no se encuentra tan solamente en el servicio de aquellos que enseñan la Revelación Divina, a través de la apalabra académica, instructiva o consoladora. Acompaña a los que administran los bienes del mundo y a los que obedecen las ordenes del camino, concurriendo a la edificación del futuro mejoren las organizaciones materiales y espirituales. Permanece al lado de los que revuelven el suelo del Planeta estructurado en la Tierra Perfeccionada, como inspira los emisarios de la inteligencia en la evolución de los derechos humanos.
Sepamos cooperar, de ese modo, en los círculos de servicio a que fuimos llamados para el concurso cristianos.
Hace, tanto bien cuando está en tus posibilidades, la obra parcial confiada a tus manos.
Por hoy, tal vez te engañes, suponiendo servir a las autoridades terrestres, no en tanto, llegará el minuto revelador en el cual reconocerás que permaneces en el servicio del Señor. Únete, pues, al Divino Artífice, en espíritu y verdad, porque el problema fundamental de nuestra paz es justamente el de saber si vivimos en el tanto como el vive en nosotros.
XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 146.