Preguntas 10 a 13 - Atributos de la Divinidad

Las respuestas de los Espíritus a Allan Kardec

10. El hombre, ¿puede comprender la naturaleza íntima de Dios?

"No; le falta un sentido."

11. ¿Será algún día dado al hombre comprender el misterio de la Divinidad?

"Cuando su espíritu ya no esté oscurecido por la materia y, por su perfección, se haya acercado a la Divinidad, entonces la verá y la comprenderá."

Comentario de Allan Kardec:

Debido a la inferioridad de sus facultades, el hombre no puede comprender la naturaleza íntima de Dios. En la infancia de la humanidad, suele confundirlo con la criatura, cuyas imperfecciones le atribuye. Pero a medida que el sentido moral se desarrolla en él, su pensamiento penetra mejor en el fondo de las cosas y se forma una idea de Dios más justa y más conforme a la sana razón, aunque siempre incompleta.

12. Si no podemos comprender la naturaleza íntima de Dios, ¿podemos tener una idea de algunas de sus perfecciones?

"De algunas, sí. El hombre las comprende mejor a medida que se eleva por encima de la materia; las vislumbra con el pensamiento."

13. Cuando decimos que Dios es eterno, infinito, inmutable, inmaterial, único, todopoderoso, soberanamente justo y bueno, ¿no tenemos una idea completa de sus atributos?

"Desde vuestro punto de vista, sí, porque vosotros creéis abarcarlo todo. Sin embargo, sabed que hay cosas por encima de la inteligencia del más inteligente de los hombres, para las cuales vuestro lenguaje, limitado a vuestras ideas y sensaciones, carece de expresiones. La razón os dice, en efecto, que Dios debe tener esas perfecciones en un grado supremo, pues si le faltara una sola de ellas, o si no la poseyese en un grado infinito, no sería superior a todo y, por consiguiente, no sería Dios. Para estar por encima de todas las cosas, Dios no debe sufrir ninguna vicisitud ni tener ninguna de las imperfecciones que la imaginación pueda concebir."

Comentario de Allan Kardec:

Dios es eterno. Si hubiese tenido un principio habría salido de la nada, o bien habría sido creado por un ser anterior. Así, de grado en grado, nos remontamos a lo infinito y a la eternidad.

Es inmutable. Si estuviese sujeto a cambios, las leyes que rigen el universo no tendrían ninguna estabilidad.

Es inmaterial. Esto significa que su naturaleza difiere de todo lo que llamamos materia. De otro modo no sería inmutable, pues estaría sujeto a las transformaciones de la materia.

Es único. Si hubiese muchos Dioses no habría unidad de miras ni unidad de poder en el ordenamiento del universo.

Es todopoderoso. Porque es único. Si no tuviese el poder soberano, habría algo más poderoso que Él o tan poderoso como Él. No habría hecho todas las cosas, y las que no hubiese hecho serían obra de otro Dios.

Es soberanamente justo y bueno. La sabiduría providencial de las leyes divinas se revela tanto en las más pequeñas cosas como en las más grandes. Esa sabiduría no da lugar a dudas acerca de su justicia y de su bondad.

KARDEC, Allan. El libro de los espíritus. Consejo Espírita Internacional, 2011.